Todo lo hecho para el templo de Salomón fue a mayor escala de lo ordenado por Dios por medio de Moisés para el tabernáculo. Moisés siguió un modelo dado por Dios (Éx. 25:40Mira y hazlos conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte), Salomón, los planos que le entregó David, su padre (1 Cr. 28:11Y David dio a Salomón su hijo el plano del pórtico del templo y sus casas, sus tesorerías, sus aposentos, sus cámaras y la casa del propiciatorio.). Cuando Dios describe el santuario, inicia con el propiciatorio (Éx. 25:10Harán también un arca de madera de acacia, cuya longitud será de dos codos y medio, su anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio.), cuando David lo hace, termina con “la casa del propiciatorio”. Todo esto pone de manifiesto que Dios, en ocasiones, da líneas de acción concretas que no pueden alterarse, pero en otras, deja que la creatividad de sus siervos produzca los diseños, pero éstos deben apegarse a los propósitos de Dios. Esto lo demuestra la concordancia entre el objetivo de los espacios y su orientación que son idénticos en el caso del tabernáculo y del templo de Salomón.
La fuente de bronce, no importa su tamaño, debía tener una misma función: la que los sacerdotes entren santificados a la casa de Dios y ministren limpios en su presencia. Hoy, hay Biblias lujosas y sencillas, pero la pasta y el papel no importan, son las palabras en ella escritas las que dan limpieza al peregrino.