Esta fue la indicación dada a los filisteos (v. 3Ellos dijeron: Si enviáis el arca del Dios de Israel, no la enviéis vacía, sino pagadle la expiación; entonces seréis sanos, y conoceréis por qué no se apartó de vosotros su mano.), y consistió en:
1. Oro, en forma de ratones y tumores.
2. Madera, con la que se construyó un carro nuevo.
3. Dos vacas que, contra su instinto, deberían dejar sus becerros e ir hacia Bet-semes.
Las dos vacas nos dan una elocuente lección de sacrificio: fueron en “camino recto” (v. 12Y las vacas se encaminaron por el camino de Bet-semes, y seguían camino recto, andando y bramando, sin apartarse ni a derecha ni a izquierda; y los príncipes de los filisteos fueron tras ellas hasta el límite de Bet-semes.) hacia la piedra en el campo de Josué y al lugar donde serían degolladas. Esto nos habla de Cristo, quien puso su rostro hacia Jerusalén y hacia la cruz “sin apartarse ni a derecha ni a izquierda” (v. 12Y las vacas se encaminaron por el camino de Bet-semes, y seguían camino recto, andando y bramando, sin apartarse ni a derecha ni a izquierda; y los príncipes de los filisteos fueron tras ellas hasta el límite de Bet-semes.). Sin su sacrificio sería imposible la expiación de nuestra culpa.
Junto con las vacas iba un carro de madera, y nos habla de nuestros miembros que han de ser entregados a Dios (Ro. 6:13ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.; 12:1Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.), que deben ser consumidos para que así surja Cristo en nosotros. Finalmente, las figuras de oro: nuestras riquezas, no sólo monedas, sino dones, habilidades y virtudes que han de ser también ofrecidas a Dios en sacrificio agradable ante sus ojos. Hemos de subrayar que lo primero, la sangre de Cristo, es lo indispensable para nuestra expiación, lo demás es tan sólo lo justo y lo razonable (Ro. 12:1Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.).