La Palabra de Dios nos vivifica cuando nos sentimos débiles, soñolientos o desanimados. Leerla es como abrir una ventana y recibir aire fresco del cielo que contrarresta la atmósfera viciada del mundo en que vivimos. Después de ver sus maravillas (v. 18Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley.) es necesario meditar en ellas (v. 27Hazme entender el camino de tus mandamientos, Para que medite en tus maravillas.) para recibir sustento (v. 28Se deshace mi alma de ansiedad; Susténtame según tu palabra.).
Una de las funciones de la Biblia es guiarnos por sendas de justicia. Aquí vemos en acción la vara y el cayado. El versículo 37Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino. es propio para ponerlo sobre o cerca del televisor o si usamos Internet.
Si conocemos los dichos de Jehová sabremos responder bien a nuestros angustiadores. ¡Cuántos disparates salen de nuestros labios por no hacer la oración del versículo 43No quites de mi boca en ningún tiempo la palabra de verdad, Porque en tus juicios espero.!