Dentro de nuestra lectura destacan, por un lado, las costumbres idólatras de Israel, y por otro, la frase: “Y sabréis que yo soy Jehová” (v. 7Y los muertos caerán en medio de vosotros; y sabréis que yo soy Jehová.).
Su idolatría los hacía esperar la salida del sol en los montes altos y ofrecer incienso bajo árboles frondosos. Esto nos habla de dos grandes problemas del hombre que todas las religiones buscan resolver: tener seguridad en el presente y entender el mañana.
En la búsqueda de estas respuestas habían absorbido costumbres idólatras de los pueblos vecinos y habían instituido una religión propia de mixturas que serían abominación aun en las naciones vecinas (5:7Por tanto, así ha dicho Jehová: ¿Por haberos multiplicado más que las naciones que están alrededor de vosotros, no habéis andado en mis mandamientos, ni habéis guardado mis leyes? Ni aun según las leyes de las naciones que están alrededor de vosotros habéis andado.). Tener seguridad en el presente y entender el mañana son cosas que sólo se logran creyendo en las promesas de Dios. Ante un corazón que duda y ojos que se desvían de Dios, la fornicación está en puerta (v. 9Y los que de vosotros escaparen se acordarán de mí entre las naciones en las cuales serán cautivos; porque yo me quebranté a causa de su corazón fornicario que se apartó de mí, y a causa de sus ojos que fornicaron tras sus ídolos; y se avergonzarán de sí mismos, a causa de los males que hicieron en todas sus abominaciones.). Este pecado traería, irremisiblemente, el castigo devastador del cual leímos hoy (v. 14Y extenderé mi mano contra ellos, y dondequiera que habiten haré la tierra más asolada y devastada que el desierto hacia Diblat; y conocerán que yo soy Jehová.).
Fornicación es compartir con otro lo que pertenece sólo a Dios. Mi corazón (Mr. 12:30Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento), mis ojos (Heb. 12:2puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.) y mi cuerpo (1 Co. 6:19¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? ), han de ser sólo de él.