Con el discurso de Elifaz principia la segunda serie. No se aporta nada nuevo a la discusión. Cada uno se aferra a su tesis, lo que no deja margen para ideas nuevas. Las tesis no concuerdan con los hechos (Caps. 1,2Ir a la Biblia en línea (sitio externo)).
En la segunda vuelta desaparece la cortesía y aumenta la vehemencia y la intimidación. Evitemos en nuestro trato con familiares y amigos el cubrir nuestra falta de conocimiento de los hechos y de la Palabra de Dios con gritos y amenazas. Elifaz insiste en que Job sufría por su maldad (vs. 5,65 Porque tu boca declaró tu iniquidad, Pues has escogido el hablar de los astutos. 6 Tu boca te condenará, y no yo; Y tus labios testificarán contra ti.). En una serie de preguntas y reproches acusa a Job de orgullo.
Un error de Elifaz es evidente en su afirmación de que Dios “en sus santos no confía” (v. 15He aquí, en sus santos no confía, Y ni aun los cielos son limpios delante de sus ojos; 4:18He aquí, en sus siervos no confía, Y notó necedad en sus ángeles). Lo que estaba sucediendo a Job era el mejor de los ejemplos de que Dios sí confía en sus hijos. Permitió que Satanás le quitara sus posesiones, sus hijos y aun su salud para demostrar que un santo puede permanecer fiel a Dios aun en las peores circunstancias, y bajo los ataques más despiadados del enemigo.
¿Cómo respondo yo a la confianza que mi Padre celestial tiene en mí? Job no defraudó a Dios.