AGOSTO 5

Job 37:1-24Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

“CONSIDERA LAS MARAVILLAS DE DIOS”

Desde el capítulo anterior (36:24Acuérdate de engrandecer su obra, La cual contemplan los hombres.) Eliú entra a la parte final de su discurso donde describe diversos fenómenos meteorológicos: las nubes, la lluvia, la tempestad, las nevadas.

Con esto demuestra la majestad y soberanía de Dios. La naturaleza cumple los designios de Dios, hace lo que él manda, a veces en juicio y a veces en misericordia (vs. 12,1312 Asimismo por sus designios se revuelven las nubes en derredor, Para hacer sobre la faz del mundo, En la tierra, lo que él les mande. 13 Unas veces por azote, otras por causa de su tierra, Otras por misericordia las hará venir.). Las palabras finales de Eliú son una serie de preguntas para impresionar a Job con la fragilidad del hombre y su absoluta pequeñez ante la “majestad terrible” (v. 22Viniendo de la parte del norte la dorada claridad. En Dios hay una majestad terrible) de Dios, el Todopoderoso, grande en poder, el que tiene multitud de justicia. La única actitud sabia ante semejante Dios es un temor reverente.

Eliú ha concluido. Nada se dice del efecto de sus palabras sobre Job. Pero, ¿por qué calla Job? ¿Quedó convencido por Eliú? No lo sabemos. En el próximo capítulo habla Dios y es importante notar que sus primeras palabras recogen el tema preciso con que termina Eliú. Es casi imperceptible la transición. Dios seguirá hablando de los misterios de la naturaleza como demostración de su poder y majestad.

“El Sembrador”
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