Hay cuatro lecciones que aprender de nuestra lectura:
1. “Los suyos” (v. 23Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho.). Había una identificación de grupo muy profunda y efectiva.
2. “Alzaron unánimes la voz a Dios” (v. 24Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay). Cuando pensamos en comunión pensamos en la reunión alrededor de la mesa del Señor el día domingo, pero aquí fue un día entre semana y una reunión de oración. En la reunión de oración está la fuerza de una iglesia y la demostración de su comunión.
3. “Mira... concede... mientras” (vs. 29,3029Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, 30mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús). No pedían que cesaran los problemas: pedían fortaleza al pasar por ellos. Las pruebas fortalecen la comunión en la iglesia. Analicemos el ruego: “Mira”, piden que Dios vea el problema. “Concede”, piden que Dios dé la fortaleza para salir victoriosos. “Mientras”, testifican que están participando en la obra de Dios. ¡Con razón se ve la cuarta demostración de comunión!
4. “Hablaban con denuedo” (v. 31Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.). Notemos que esto lo hicieron todos. Trabajar en el nombre del Señor es algo indispensable para crecer tanto en forma individual como corporal, como iglesia.
Busquemos esferas de servicio donde demostremos comunión.