DANIEL, el profeta. De éste aprenderemos tres lecciones que serán útiles para quienes tenemos que dar un mensaje de juicio a un mundo que vive bajo la condenación de Dios:
1. Astucia (v. 19Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, quedó atónito casi una hora, y sus pensamientos lo turbaban. El rey habló y dijo: Beltsasar, no te turben ni el sueño ni su interpretación. Beltsasar respondió y dijo: Señor mío, el sueño sea para tus enemigos, y su interpretación para los que mal te quieren.). Daniel escogió su introducción de tal manera que lo que diría no fuera rechazado. Pero notemos que al hacer esto no disfrazó el pecado ni redujo la condena.
2. Veracidad (vs. 20-26Ir a la Biblia en línea (sitio externo)). Con el riesgo de que lo mandaran a matar, Daniel expone toda la verdad.
3. Amor (v. 27Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: tus pecados redime con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias para con los oprimidos, pues tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad.). Éste se manifiesta en el consejo que acepta lo real del castigo, pero propone un camino donde no compromete a Dios (“tal vez”), ni presenta a Dios fuera del contexto de sus atributos (“prolongar” no es dejar de castigar el pecado).
NABUCODONOSOR, la bestia. Lo era aun antes de tomar la forma visible de un animal irracional porque ignoraba a Dios, oprimía al prójimo y vivía para sí.
NABUCODONOSOR, el hombre. Ahora ejerce señorío, pero reconoce que viene de Dios (Sal. 8:6Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies:) y esto hace que se le añada “mayor grandeza” (v. 36En el mismo tiempo mi razón me fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis consejeros me buscaron; y fui restablecido en mi reino, y mayor grandeza me fue añadida).
Captemos bien estas lecciones y pongámoslas en práctica.