Podemos escuchar a Pablo añadiendo a este comentario: “No sea, pues, vituperado vuestro bien; porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Ro. 14:16,1716No sea, pues, vituperado vuestro bien; 17porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.).
Tratando de definir qué es lícito y qué no lo es, los fariseos optaron por analizar la acción en sí (v. 2Y algunos de los fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los días de reposo?). Caminar, arrancar y restregar, eran trabajos, por lo tanto eran ilícitos. Habían llevado “ningún trabajo haréis” (Lv. 23:3Seis días se trabajará, mas el séptimo día será de reposo,* santa convocación; ningún trabajo haréis; día de reposo* es de Jehová en dondequiera que habitéis.) a su extremo, y habían olvidado el resto de los mandamientos.
El Señor trata de enseñar que debe ponerse atención en el propósito que mueve a la acción o el resultado que traería no ejecutarla (v. 9Entonces Jesús les dijo: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día de reposo* hacer bien, o hacer mal? ¿salvar la vida, o quitarla?). ¿Podrían amar a su prójimo como a ellos mismos si pasaran de largo sin ayudar al enfermo (Lc. 10:31,3231Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. 32Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo)?
Sea esta una lección para nosotros que gustamos de formular religiones llenas de reglas. Detengámonos más a enseñar propósitos y resultados (justicia, paz y gozo) que a criticar acciones (comida y bebida).