Esta era la verdad que predicaba Juan (v. 3Y él fue por toda la región contigua al Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados). Una verdad que fue aceptada por muchos que, por miedo, preguntaban qué hacer (vs. 7-14 Ir a la Biblia en línea). Debemos observar que el bautismo indica que se aceptaba que el perdón de pecados venía por arrepentirse, no por la multitud de ofrendas y sacrificios. Pero, de aceptar una verdad a ponerla en práctica fielmente, hay gran diferencia.
Podemos ver dos analogías entre la ley y el bautismo de Juan:
a) No nos salvan (Ro. 3:20ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.).
b) Sí nos llevan a Cristo (Gá. 3:24De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.).
Este fue el propósito del ministerio de la “voz del que clama en el desierto” (v. 4como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías, que dice: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas.): marcar que se necesita un cambio drástico y total, y que sólo efectuando éste, se verá “la salvación de Dios” (v. 6Y verá toda carne la salvación de Dios). Claro, no todos se arrepentían al oír la exhortación de Juan (vs. 19,20 19Entonces Herodes el tetrarca, siendo reprendido por Juan a causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano, y de todas las maldades que Herodes había hecho, 20sobre todas ellas, añadió además esta: encerró a Juan en la cárcel.), pero quedarían sin excusa ante el Juez de toda la tierra: habían sido advertidos.
Una lección para el evangelista de hoy: la doctrina del arrepentimiento viene antes de la doctrina del evangelio. Las buenas nuevas sólo son buenas cuando se siente la necesidad de ellas.