El Cuarto Libro de los Salmos termina con dos poemas históricos. En éste vemos el amor de Dios hacia su pueblo y en el que sigue, el pecado del pueblo contra su Dios.
Este Salmo consta de ocho estrofas que narran la historia de Israel desde el pacto con Abraham hasta la conquista de Canaán. En la introducción el salmista hace un llamado a alabar, cantar, proclamar y dar a conocer las obras de Dios, pero termina diciendo: “Acordaos de las maravillas que él ha hecho” (v. 5Acordaos de las maravillas que él ha hecho, De sus prodigios y de los juicios de su boca). La contemplación debe preceder a la proclamación y adoración.
Los hombres hacen promesas y las olvidan, pero Dios se acuerda siempre de su pacto concertado con Abraham y confirmado a Isaac y Jacob (vs. 7-15 Ir a la Biblia en línea).
Luego repasamos la historia de José (vs. 16-22 Ir a la Biblia en línea) donde se atribuye a la mano de Dios todo lo ocurrido. Así es en la historia de un creyente.
En el versículo final vemos el propósito de Dios al sacar a su pueblo de Egipto e introducirlo en la tierra prometida (v. 45Para que guardasen sus estatutos, Y cumpliesen sus leyes. Aleluya.).
Dios tuvo un propósito al salvarnos de la muerte y de la esclavitud del pecado. ¿Sabemos cuál es? ¿Lo estamos cumpliendo?