Octubre 12

Jeremías 12:1-17Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

LA PERPETUA INCÓGNITA DEL HOMBRE

La pregunta de Jeremías (v. 1Justo eres tú, oh Jehová, para que yo dispute contigo; sin embargo, alegaré mi causa ante ti. ¿Por qué es prosperado el camino de los impíos, y tienen bien todos los que se portan deslealmente?) la han hecho los hombres en todas la épocas: ¿Por qué es prosperado el malo mientras que el justo es afligido?

En nuestra lectura de hoy, Dios no contesta la pregunta en forma directa. En realidad, no hay respuesta a esta pregunta porque:

1. No hay fundamento para la pregunta.

Lo que el hombre ve como prosperidad del malo no lo es en verdad a la luz de lo eterno. El que no tenga contratiempos se debe a que, por un lado, Dios no se preocupa de él, porque no tiene tratos con el rebelde, y por el otro, Satanás no lo molesta, pues ya es suyo. El error está en concluir que “prosperidad” y “nadie lo molesta” son lo mismo.

2. No somos capaces de discernir la respuesta.

Esto parece ser lo que Dios quería dar a entender (comp. 12:5Si corriste con los de a pie, y te cansaron, ¿cómo contenderás con los caballos? Y si en la tierra de paz no estabas seguro, ¿cómo harás en la espesura del Jordán?, con 11:19Y yo era como cordero inocente que llevan a degollar, pues no entendía que maquinaban designios contra mí, diciendo: Destruyamos el árbol con su fruto, y cortémoslo de la tierra de los vivientes, para que no haya más memoria de su nombre. ). Si no pudo entender a sus hermanos, menos comprendería a Dios. En vez de una respuesta directa, Jeremías es llevado nuevamente a contemplar el panorama profético de lo que sucedería a Jerusalén. Allí encontraría, no la respuesta, pero sí la liberación de sus preocupaciones.

“El Sembrador”
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