La paciencia de Dios aún busca el arrepentimiento de su pueblo. El juicio es “su extraña obra,... su extraña operación” (Is. 28:21Porque Jehová se levantará como en el monte Perazim, como en el valle de Gabaón se enojará; para hacer su obra, su extraña obra, y para hacer su operación, su extraña operación.), porque Dios se deleita en la misericordia. Por eso siguió enviando su palabra al pueblo mediante mensajeros (v. 15Y Jehová el Dios de sus padres envió constantemente palabra a ellos por medio de sus mensajeros, porque él tenía misericordia de su pueblo y de su habitación.), pero el pueblo hacía escarnio de ellos y menospreciaba sus palabras hasta que colmaron la ira de Dios “y no hubo ya remedio” (v. 16Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio.).
¡Qué palabra tan solemne es esta! Nos recuerda que en nuestra era también las cosas llegarán a tal grado de maldad y rebelión, de apostasía y rechazo de la Palabra de Dios, que el juicio se hará inevitable (Heb. 10:26-3126Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, 27sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. 28El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. 29¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? 30Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. 31¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!). Es nuestro deber comunicar al mundo este mensaje, impopular, pero muy cierto. El epílogo nos traslada al final de la cautividad. Ciro fue nombrado por Isaías antes que naciera (Is. 44:28que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado.). Las promesas y profecías de Dios se cumplen por mediación de este rey persa. Volveremos a tomar el hilo de la historia al leer el Libro de Esdras.