Cuando el hombre llega a cierta altura piensa que es capaz de ejercer poder sobre las posesiones de sus hermanos (v. 2Codician las heredades, y las roban; y casas, y las toman; oprimen al hombre y a su casa, al hombre y a su heredad.), las predicciones de los profetas (v. 6No profeticéis, dicen a los que profetizan; no les profeticen, porque no les alcanzará vergüenza.) y el placer del pueblo (v. 9A las mujeres de mi pueblo echasteis fuera de las casas que eran su delicia; a sus niños quitasteis mi perpetua alabanza.).
El hombre con poder político, piensa afectar la propiedad de otros, el derrotero de la historia y el placer del pueblo, pero se olvida que arriba de él está Dios que puede abatir (v. 3Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí, yo pienso contra esta familia un mal del cual no sacaréis vuestros cuellos, ni andaréis erguidos; porque el tiempo será malo.), avergonzar (v. 6No profeticéis, dicen a los que profetizan; no les profeticen, porque no les alcanzará vergüenza.) y llevar al cautiverio (v. 10Levantaos y andad, porque no es este el lugar de reposo, pues está contaminado, corrompido grandemente.).
Cuando el poder cae en manos de hombres que desconocen a Dios, entra la contaminación, y cuando ésta se apodera del pueblo no hay más remedio que, como en el caso de la gangrena, amputar (v. 10Levantaos y andad, porque no es este el lugar de reposo, pues está contaminado, corrompido grandemente.). Jeremías fue uno de los profetas que tuvo que dar este mensaje y lo tildaron de traidor (Jer. 26:8Y cuando terminó de hablar Jeremías todo lo que Jehová le había mandado que hablase a todo el pueblo, los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo le echaron mano, diciendo: De cierto morirás. ), porque buscaban la profecía “de vino y de sidra” (v. 11Si alguno andando con espíritu de falsedad mintiere diciendo: Yo te profetizaré de vino y de sidra; este tal será el profeta de este pueblo.).
La profecía de Dios tenía tres fases:
1) Jerusalén se había corrompido.
2) Sólo el arrepentimiento que vendría en el exilio cambiaría la situación.
3) Dios sería Rey y Pastor a la nación arrepentida y la haría volver con honra (v. 12De cierto te juntaré todo, oh Jacob; recogeré ciertamente el resto de Israel; lo reuniré como ovejas de Bosra, como rebaño en medio de su aprisco; harán estruendo por la multitud de hombres.).
Hay aquí un hermoso paralelo con el evangelio de Cristo.