Tras las victorias sobre los filisteos, David se vuelve a ocupar del arca de Dios.
Hay confesión de error y, en vez de buscar un carro nuevo, David busca hacer las cosas conforme a la ordenanza de Jehová (15:13pues por no haberlo hecho así vosotros la primera vez, Jehová nuestro Dios nos quebrantó, por cuanto no le buscamos según su ordenanza.).
Hay preparación y santificación. Esta vez al transportar el arca no hubo sacudidas, muerte y temor, sino alabanza expresada en música instrumental, cantos y danza.
Hay júbilo, y es grande (15:27,2827Y David iba vestido de lino fino, y también todos los levitas que llevaban el arca, y asimismo los cantores; y Quenanías era maestro de canto entre los cantores. Llevaba también David sobre sí un efod de lino. 28De esta manera llevaba todo Israel el arca del pacto de Jehová, con júbilo y sonido de bocinas y trompetas y címbalos, y al son de salterios y arpas.), como siempre sucederá cuando reconocemos un error y nos dedicamos a cumplir la voluntad de Dios haciendo las cosas como él manda.
David participa plenamente en la danza de alegría ganándose el desprecio de su propia mujer, Mical, cuyo corazón no estaba a tono con Dios. ¡Qué bueno es el entusiasmo! ¡Qué saludable es gozarnos en el Señor (Fil. 4:4Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! )! Pero siempre habrá quienes critiquen y menosprecien a los que expresan gozo exuberante.
El creyente carnal no simpatiza con métodos divinos ni quiere aceptar que la voluntad de Dios es “agradable y perfecta” (Ro. 12:2No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.).