Estas palabras (v. 8No endurezcáis, pues, ahora vuestra cerviz como vuestros padres; someteos a Jehová, y venid a su santuario, el cual él ha santificado para siempre; y servid a Jehová vuestro Dios, y el ardor de su ira se apartará de vosotros.) son la clave del éxito de la preparación (vs. 1-14IR A LA BIBLIA EN LÍNEA) y celebración de la pascua (vs. 15-22IR A LA BIBLIA EN LÍNEA) y de siete días adicionales de gozo y alegría (vs. 23-27IR A LA BIBLIA EN LÍNEA). Es necesario regresar hasta los días de Salomón para encontrar celebración semejante.
Notemos algunos detalles en la preparación.
El rey invita a los vecinos del norte a celebrar la pascua con sus hermanos del sur. Cuando el Espíritu está en control siempre busca unir al pueblo de Dios. La invitación (vs. 6-9IR A LA BIBLIA EN LÍNEA) es una de las muchas cartas en la Biblia que reflejan la invitación del evangelio. El versículo 8Ahora, pues, no seais tercos como vuestros padres; someteos a Jehová y venid a su santuario, el cual él ha santificado para siempre; y servid a Jehová, vuestro Dios, y el ardor de su ira se apartará de vosotros., ya citado, dice que Dios precisaba de:
1) Arrepentimiento. “No endurezcáis,... vuestra cerviz”.
2) Sumisión. “Someteos a Jehová”.
3) Acercamiento. “Venid”.
4) Actividad. “Servid a Jehová”.
La carta asegura que Dios mostraría misericordia a quienes se volvieran a él. “Al que a mí viene, no le echo fuera” (Jn. 6:37Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí, y al que a mí viene, no lo echo fuera.). ¿Los resultados? Unos se burlaron (v. 10Pasaron, pues, los mensajeros de ciudad en ciudad por la tierra de Efraín y Manasés, hasta Zabulón; pero se reían y burlaban de ellos.), pero otros se humillaron y vinieron (v. 11Con todo, algunos hombres de Aser, de Manasés y de Zabulón se humillaron, y vinieron a Jerusalén.). Lo mismo ocurrió en Atenas ante la predicación del evangelio (Hch. 17:32-3432Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban y otros decían: «Ya te oiremos acerca de esto otra vez». 33Entonces Pablo salió de en medio de ellos. 34Pero algunos de los que se le habían juntado, creyeron; entre ellos, Dionisio el areopagita y una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos.).