Amasías hizo lo recto, pero Dios, que no ve sólo las apariencias externas sino el móvil interior, tiene que decir que el corazón de este rey no era perfecto delante de él (v. 2Hizo él lo recto ante los ojos de Jehová, aunque no de perfecto corazón. ). ¿Con qué clase de corazón servimos nosotros a nuestro Señor y Salvador?
Al castigar a los asesinos de su padre, perdonando a sus hijos, (vs. 3,43Y luego que fue confirmado en el reino, mató a los siervos que habían matado al rey su padre. 4Pero no mató a los hijos de ellos, según lo que está escrito en la ley, en el libro de Moisés, donde Jehová mandó diciendo: No morirán los padres por los hijos, ni los hijos por los padres; mas cada uno morirá por su pecado.) acata una ley divina.
Poniendo su confianza en el hombre en vez de en Dios, el rey contrata a cien mil mercenarios para reforzar su ejército. Un profeta le dice que ha hecho mal y que Dios no estaría con él (v. 7Mas un varón de Dios vino a él y le dijo: Rey, no vaya contigo el ejército de Israel; porque Jehová no está con Israel, ni con todos los hijos de Efraín.). Que Dios esté con nosotros es lo importante en cada tarea que emprendamos.
¿Contamos con la aprobación de Dios para las empresas que nos ocuparán en este día? ¿Está él con nosotros? Si hay respuestas negativas a estas dos preguntas no importa cuántos sean los recursos humanos, fallaremos.
Amasías ya había desembolsado cien talentos de plata, así que tiene que escoger entre la voluntad de Dios y una pérdida económica. Si alguna vez nos encontramos en esta situación recordemos las palabras del profeta: “Jehová puede darte mucho más que esto” (v. 9Y Amasías dijo al varón de Dios: ¿Qué, pues, se hará de los cien talentos que he dado al ejército de Israel? Y el varón de Dios respondió: Jehová puede darte mucho más que esto.).
Es mejor sufrir pérdida material que hacer lo que no agrada a Dios.