Esta recomendación vino a Josué porque tenía:
1. Una misión que cumplir (v. 6Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.): repartir la tierra por heredad.
2. Una ley que obedecer (v. 7Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.): los mandamientos de Dios.
3. Un testimonio que dar (v. 9Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.): Dios estaría con él y esta verdad debería hacerse visible por medio de esfuerzo y valor.
4. Un pueblo que animar (v. 18Cualquiera que fuere rebelde a tu mandamiento, y no obedeciere a tus palabras en todas las cosas que le mandes, que muera; solamente que te esfuerces y seas valiente.) y éste sería animado al ver su valor y destreza en la batalla.
Esto debe darnos una lección a los que sentimos el llamado de Dios para ser sus siervos (vs. 1,21Subió Moisés de los campos de Moab al monte Nebo, a la cumbre del Pisga, que está enfrente de Jericó; y le mostró Jehová toda la tierra de Galaad hasta Dan, 2todo Neftalí, y la tierra de Efraín y de Manasés, toda la tierra de Judá hasta el mar occidental). Nosotros también tenemos:
1. Un Propósito. Dios no nos llama y después nos busca un trabajo. Todo lo contrario: él tiene un trabajo y por eso nos llama.
2. Un Plan. No solamente recibimos nuestras metas de Dios sino que también, en Cristo, tenemos el ejemplo y el camino a seguir para lograrlas. Queda en nosotros el no apartarnos de ese plan.
3. Un Poder. El poder del Espíritu mora en nosotros y en cada victoria lo engrandecemos.
4. Un Pueblo. Dios nos pide que seamos ejemplo para otros.