Se dice poco de Tola y Jair. Juzgaron 23 y 22 años respectivamente. Sus nombres contrastan con Abimelec su antecesor. Tola significa “gusano” y este nombre trae a nuestra mente el Salmo 22 donde el Mesías dice: “Soy gusano, y no hombre” (Sal. 22:6Mas yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo.). Jair significa “él ilumina” y este nombre también nos hace pensar en Cristo, la estrella de la mañana, el Sol de justicia y la luz del mundo.
Cuando estos dos jueces mueren, el pueblo vuelve a la idolatría, más diversificada y más vil que antes (10:6Pero los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales y a Astarot, a los dioses de Siria, a los dioses de Sidón, a los dioses de Moab, a los dioses de los hijos de Amón y a los dioses de los filisteos; y dejaron a Jehová, y no le sirvieron.). Otra vez el castigo los hace clamar a Dios, pero él los manda clamar a los ídolos que habían elegido (10:14Andad y clamad a los dioses que os habéis elegido; que os libren ellos en el tiempo de vuestra aflicción.). El pueblo sigue clamando a Dios, confiesa su pecado y quita sus ídolos.
Dios, que no respondió a su primer clamor “fue angustiado a causa de la aflicción de Israel” (10:16Y quitaron de entre sí los dioses ajenos, y sirvieron a Jehová; y él fue angustiado a causa de la aflicción de Israel.). ¡Qué compasión y abundante gracia hay en nuestro Dios! Confesemos nuestro pecado, abandonemos nuestra idolatría y acerquémonos a él contritos y humillados, aceptando que él haga con nosotros como bien le parezca (10:15Y los hijos de Israel respondieron a Jehová: Hemos pecado; haz tú con nosotros como bien te parezca; sólo te rogamos que nos libres en este día.).
Pero hagamos esto porque le amamos, porque aborrecemos el pecado y no simplemente para escapar del castigo.