La lepra sería identificada como tal cuando la llaga:
1. Fuera más profunda que la piel (v. 3Y el sacerdote mirará la llaga en la piel del cuerpo; si el pelo en la llaga se ha vuelto blanco, y pareciere la llaga más profunda que la piel de la carne, llaga de lepra es; y el sacerdote le reconocerá, y le declarará inmundo.).
2. Se extendiere en la piel (v. 8Y si reconociéndolo el sacerdote ve que la erupción se ha extendido en la piel, lo declarará inmundo: es lepra.).
3. Se descubriere la carne viva (vs. 10,14 10Y éste lo mirará, y si apareciere tumor blanco en la piel, el cual haya mudado el color del pelo, y se descubre asimismo la carne viva, 14Mas el día que apareciere en él la carne viva, será inmundo.).
En algunos casos, el sujeto debería ser encerrado por catorce días, al cabo de los cuales, si no se había manifestado cambio alguno, era declarado limpio. Pero el inmundo, el que desde un principio era declarado como tal, o el que después del tiempo de prueba recibía la sentencia, tenía que ser retirado del campamento, tenía que vestirse en forma especial y tenía que gritar: “¡Inmundo! ¡inmundo!” (v. 45Y el leproso en quien hubiere llaga llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y embozado pregonará: ¡Inmundo! ¡Inmundo!).
La lepra nos habla del pecado. ¿Cómo reconocer cuando hay pecado en mi vida? Hay pecado oculto en mi vida cuando:
1. Una acción o deseo desplazó a Dios de su trono.
2. Una costumbre poco a poco abarca toda mi vida (pensamientos, tiempo, dinero), y cambia mi testimonio como hijo de Dios.
3. Una situación que permití descubrió al “hombre carnal” que debía haber muerto.
Todo esto debe llevarme a estar en “cuarentena” hasta que Dios lo desarraigue de mi vida y sea declarado limpio ante sus ojos.