Éste es un capítulo de contrastes: dos casas: (vs. 1,141 La sabiduría edificó su casa, Labró sus siete columnas. 14 Se sienta en una silla a la puerta de su casa, En los lugares altos de la ciudad,); dos banquetes: (vs. 2,172 Mató sus víctimas, mezcló su vino, Y puso su mesa. 17 Las aguas hurtadas son dulces, Y el pan comido en oculto es sabroso.), y dos clases de hombres: los sabios cuyo lema es el versículo 10El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia. y los escarnecedores que no aceptan la corrección.
En la casa de la sabiduría hay perfección (siete columnas), preparación (mesa puesta) y propósitos (compartir bendiciones con el simple).
En la casa de la mujer insensata hay ignorancia (v. 12Si fueres sabio, para ti lo serás; Y si fueres escarnecedor, pagarás tú solo.), intriga (v. 17Las aguas hurtadas son dulces, Y el pan comido en oculto es sabroso.) e inseguridad (v. 18Y no saben que allí están los muertos; Que sus convidados están en lo profundo del Seol.).
Tanto el banquete de la sabiduría como el de la insensatez hacen una invitación a los simples (vs. 4,164 Dice a cualquier simple: Ven acá. A los faltos de cordura dice: 16 Dice a cualquier simple: Ven acá. A los faltos de cordura dijo:), los invitados son los mismos, pero la preparación es distinta. La sabiduría labró, mató, puso, etc. Las cosas que son para bien cuestan. Cuestan algo al invitado también porque debe dejar las simplezas para encontrar el camino de la inteligencia y vivir en él (v. 6Dejad las simplezas, y vivid, Y andad por el camino de la inteligencia.). En la casa de la mujer insensata las cosas son robadas y vergonzosas, por eso se tienen que hacer en lo oculto.
Sólo podemos asistir a uno de los dos banquetes. Estamos invitados a ambos. Tendremos que escoger. ¿A cuál iremos?