El patriarca Jacob puso su bendición mayor en Efraín (Gn. 48:17,2017Pero viendo José que su padre ponía la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le causó esto disgusto; y asió la mano de su padre, para cambiarla de la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés.
20Y los bendijo aquel día, diciendo: En ti bendecirá Israel, diciendo: Hágate Dios como a Efraín y como a Manasés. Y puso a Efraín antes de Manasés.) y es por eso que aquí se le llama “la gloria de Jacob” (v. 44En aquel tiempo la gloria de Jacob se atenuará, y se enflaquecerá la grosura de su carne. ). Pero Efraín, con toda su grandeza, no aprendió a poner los ojos en su Benefactor y, olvidándose de Dios, buscó apoyo en Damasco. (Damasco es la ciudad principal de Siria, y Efraín es la tribu principal de Israel, el reino del norte).
La profecía de destrucción llega a ambos pueblos por igual (v. 3Y cesará el socorro de Efraín, y el reino de Damasco; y lo que quede de Siria será como la gloria de los hijos de Israel, dice Jehová de los ejércitos). Damasco sería castigada “porque trillaron a Galaad con trillos de hierro” (Am. 1:3Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Damasco, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque trillaron a Galaad con trillos de hierro.). Abusaron de su autoridad destruyendo más de lo que Dios les había indicado (Is. 28:28El grano se trilla; pero no lo trillará para siempre, ni lo comprime con la rueda de su carreta, ni lo quebranta con los dientes de su trillo.). También sería castigada “porque a Jehová deben mirar los ojos de los hombres” (Zac. 9:1La profecía de la palabra de Jehová está contra la tierra de Hadrac y sobre Damasco; porque a Jehová deben mirar los ojos de los hombres, y de todas las tribus de Israel.), es decir, debemos estar atentos a las órdenes de Dios (Sal. 123:2He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores, Y como los ojos de la sierva a la mano de su señora, Así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios, Hasta que tenga misericordia de nosotros.).
Al ejecutar el juicio de Dios sobre los rebeldes vieron la oportunidad de enriquecerse y satisfacer sus instintos destructores, y no se sometieron a la autoridad del Todopoderoso.
Estamos muy próximos a caer en los pecados de Damasco cuando sólo obedecemos lo que nos conviene. ¡Cuidémonos!