Aunque puede cantarse hoy, este canto pertenece al futuro. Es el canto de la nueva Jerusalén que desciende del cielo, de Dios, como esposa ataviada para su marido (Ap. 21:2Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.). El que canta, reconoce su pecado y testifica de la misericordia de Dios (v. 1En aquel día dirás: Cantaré a ti, oh Jehová; pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó, y me has consolado.); ve su presente y testifica del poder salvador de su Dios (v. 2He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí.); ve a sus lados e invita que junto con él, otros engrandezcan a Dios (v. 4Y diréis en aquel día: Cantad a Jehová, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido.).
Encerrado dentro de esos pensamientos está éste: “Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación” (v. 3Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación. ). Es una verdad indiscutible que, si habremos de encontrar el gozo verdadero, hemos de cantar a Dios (vs. 1,21En aquel día dirás: Cantaré a ti, oh Jehová; pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó, y me has consolado. 2He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí. ) e invitar a nuestros hermanos a cantar (v. 4Y diréis en aquel día: Cantad a Jehová, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido. ).
¿Qué motivará este cántico? El haber hallado en Dios consolación, salvación, fortaleza y canción; el haber visto sus obras célebres, magníficas y grandes y que son para todos. Estas experiencias han de tenerse hoy, mientras viva en esta tierra. De allí que sólo el redimido cantará este cántico al Dios de su salvación.