Septiembre 6

Deuteronomio 11:1-32Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

PADRES E HIJOS

Moisés regresó 38, años al día cuando los hoy padres eran aún pequeños y, por tanto, no habían sido culpados ni castigados por la rebeldía de Cades-Barnea (1:35No verá hombre alguno de estos, de esta mala generación, la buena tierra que juré que había de dar a vuestros padres). Pero, aunque pequeños, sus mentes podrían retener lo que sus ojos habían visto y aun las experiencias de Egipto estarían en su memoria.

A estas experiencias de su infancia fueron añadidas más durante los años de vagar por el desierto (vs. 5,6 5y lo que ha hecho con vosotros en el desierto, hasta que habéis llegado a este lugar; 6y lo que hizo con Datán y Abiram, hijos de Eliab hijo de Rubén; cómo abrió su boca la tierra, y los tragó con sus familias, sus tiendas, y todo su ganado, en medio de todo Israel.). De todas ellas había lecciones que aprender y la más fuerte era que, por la desobediencia de sus padres, ellos no habían entrado todavía a la tierra prometida. Hoy los papeles habían cambiado: los que fueron hijos son padres, ¿qué pasaría?, ¿se repetiría la historia? Sí y no. Hubo obediencia y por eso entraron a Canaán, pero no fue una obediencia total y los hijos tuvieron que contender con la idolatría que los padres no exterminaron.

Procurar el bien de los hijos, no es sólo darles el pan cotidiano. Además de cuerpo son alma y espíritu. Pensemos en sus necesidades en este aspecto y preguntémonos qué estamos haciendo para suplir las necesidades de su espíritu y de su alma.

“El Sembrador”
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