Septiembre 30

Deuteronomio 34:1-12Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

“PROFETA... COMO MOISÉS”

Podemos dividir este capítulo en tres partes:

1. La visión de Moisés.

Dios lleva a un hombre anciano con visión completa y con vigor, a contemplar sus promesas. La ley (Moisés) se mantiene con plena fuerza hasta el fin. La ley nos lleva a los bordes del reposo, pero la gracia (Cristo) nos permite entrar y gozarla. Moisés pudo ver la tierra, pero no pudo entrar.

2. La muerte de Moisés.

Un siervo de Jehová ha partido, el hombre más manso de la tierra (Nm. 12:3Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.). Dios recibe el alma de su siervo y él mismo da sepultura a su cuerpo. El Señor promete estar a nuestro lado en el momento de nuestra muerte. ¿Se puede decir de nosotros, como de Moisés, que Dios nos conoce cara a cara y que le hemos servido fielmente? Quedó atrás un pueblo doliente que tal vez pensaba en cuántas veces había sido librado de la ira de Dios por la intercesión de su caudillo. En nuestra partida, ¿cuántos nos recordarán como el instrumento usado para su reconciliación con Dios?

3. El sucesor de Moisés.

Dios eligió a Josué, un varón lleno de espíritu de sabiduría, para guiar a su pueblo después de su partida.

Oremos hoy por los que llevan sobre sus hombros responsabilidades semejantes.

“El Sembrador”
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