Julio 31

Éxodo 24:1-18Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

“SUBE... AL MONTE”

Cinco veces habla este capítulo de subir, porque para ver a Dios es necesario ascender, y si queremos servir es necesario ver a Dios.

La sed de su presencia ha caracterizado a los que han servido a Dios con distinción. David decía: “Mi alma tiene sed de Dios” (Sal. 42:2Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?). Pablo estimaba “todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo” y su anhelo era “conocerle” (Fil. 3:8-108Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, 9y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; 10a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte). Dios nos invita a acercarnos a él.

¿Será posible que no queramos ir o que estemos demasiado ocupados para responder a su llamado? Notemos todo lo que ocurre entre el llamado a subir (v. 1Dijo Jehová a Moisés: Sube ante Jehová, tú, y Aarón, Nadab, y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y os inclinaréis desde lejos.) y la frase: “Entonces Moisés subió al monte” (v. 15Entonces Moisés subió al monte, y una nube cubrió el monte.). Moisés dio un estudio bíblico (v. 3Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras de Jehová, y todas las leyes; y todo el pueblo respondió a una voz, y dijo: Haremos todas las palabras que Jehová ha dicho.), tuvo un ministerio escrito (v. 4Y Moisés escribió todas las palabras de Jehová, y levantándose de mañana edificó un altar al pie del monte, y doce columnas, según las doce tribus de Israel.), hizo labor entre la juventud (v. 5Y envió jóvenes de los hijos de Israel, los cuales ofrecieron holocaustos y becerros como sacrificios de paz a Jehová.), celebró un servicio especial de consagración (vs. 6-86Y Moisés tomó la mitad de la sangre, y la puso en tazones, y esparció la otra mitad de la sangre sobre el altar. 7Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos. 8Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas.) y un retiro con Aarón, Nadab, Abiú, y setenta ancianos (v. 9Y subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel).

Moisés fue un hombre muy activo y tal vez nosotros también lo somos, pero no dejemos que actividades buenas absorban todo nuestro tiempo y pongamos a un lado “la buena parte” (Lc. 10:42Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.): estar solos en la presencia de Dios. Su presencia es vital para un ministerio fructífero.

“El Sembrador”
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