Agosto 31

Deuteronomio 5:1-33Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

UN CORAZÓN QUE TEME A JEHOVÁ

El temor de Dios es un tema muy amplio y podemos estudiarlo desde tres ángulos diferentes:

1. El que colinda con MIEDO.

Motivados por la visión del fuego y la voz de trueno prometieron obediencia, pero pasada la visión y olvidada la voz, se olvidaron también de sus promesas y pecaron haciendo un becerro de oro.

2. El que colinda con CONVENIENCIA.

Los cuarenta años en el desierto dan testimonio de este temor. Cuando había necesidad: hambre, sed y dolor, retornaban a Jehová; pero el desierto con todos sus problemas estaba por terminar. En la tierra que fluye leche y miel carecerían de estas voces que los acercaban a su Creador, por esto Dios exclama: “¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos!” (v. 29¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!).

3. El que colinda con AMOR.

Éste es el duradero, éste es el hermoso, éste es el que agrada a Dios. Ciertamente entramos en el temor de Dios por alguno de los ángulos primeros, pero Dios quiere que lleguemos al tercero. Dios busca la obediencia que tiene como fundamento el AMOR.

“El Sembrador”
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