Agosto 27

Deuteronomio 2:1-37Ir a la Biblia en línea (sitio externo)

LA JORNADA DOCE DE NUEVO

Treinta y ocho años habían pasado (v. 14Y los días que anduvimos de Cades-barnea hasta cuando pasamos el arroyo de Zered fueron treinta y ocho años; hasta que se acabó toda la generación de los hombres de guerra de en medio del campamento, como Jehová les había jurado.), los incrédulos habían muerto y nuevamente Dios ordena: Levántate, toma posesión. La reacción fue diferente:

1. No pidieron espías. La mucha investigación produce una fe débil, no porque la fe y la razón se opongan, sino porque al investigar estamos dando oportunidad al enemigo de llenarnos la cabeza de dudas. Por algo Cristo pidió la fe como la de un niño para entrar en el reino de los cielos (Lc. 18:17De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.).

2. No hubo temor. Sus ojos estaban puestos en Jehová que peleaba por ellos y no en los gigantes. Esta fue la gran diferencia entre las dos historias.

3. No hubo desobediencia. La orden de exterminar a todos parecía inhumana, antieconómica (podrían haberlos hecho esclavos), etc., pero obedecieron exterminando a un pueblo que había caído en pecados abominables a Dios.

Muchos relacionan a los gigantes de este capítulo con los de Génesis 6Ir a la Biblia en línea (sitio externo) y en ambos casos proponen que son producto de pactos satánicos. Tenían que morir. Dios no podía permitir que estas costumbres se infiltraran en su pueblo.

“El Sembrador”
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