Todo fue hecho “como Jehová lo había mandado a Moisés”. Esta expresión ocurre siete veces en este pasaje (vs. 1,5,7,21,26,29,311Del azul, púrpura y carmesí hicieron las vestiduras del ministerio para ministrar en el santuario, y asimismo hicieron las vestiduras sagradas para Aarón, como Jehová lo había mandado a Moisés. 5Y el cinto del efod que estaba sobre él era de lo mismo, de igual labor; de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido, como Jehová lo había mandado a Moisés. 7y las puso sobre las hombreras del efod, por piedras memoriales para los hijos de Israel, como Jehová lo había mandado a Moisés. 21Y ataron el pectoral por sus anillos a los anillos del efod con un cordón de azul, para que estuviese sobre el cinto del mismo efod y no se separase el pectoral del efod, como Jehová lo había mandado a Moisés. 26una campanilla y una granada, otra campanilla y otra granada alrededor, en las orillas del manto, para ministrar, como Jehová lo mandó a Moisés. 29También el cinto de lino torcido, de azul, púrpura y carmesí, de obra de recamador, como Jehová lo mandó a Moisés. 31Y pusieron en ella un cordón de azul para colocarla sobre la mitra por arriba, como Jehová lo había mandado a Moisés.) y aparece siete veces más en el capítulo que sigue. Aunque nos cansemos de insistir en ello, no podemos escapar del énfasis que hay en esta parte de la Biblia sobre hacer las cosas como Dios manda.
Los colores usados en las vestiduras fueron tres: azul, púrpura y carmesí, sobre el fondo de lino blanco. Los tres colores hablan del cielo, de realeza y de sangre (vea comentario de Agosto 3VELO Y CORTINA). El orden es importante y es el mismo cada vez. Azul viene primero porque Cristo descendió del cielo. La púrpura nos recuerda que nació como Rey (Mt. 2:1,21Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, 2diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.) y manifestó la gloria y el poder de un Rey aunque fue rechazado: “No tenemos más rey que César” (Jn. 19:15Pero ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César. ). Carmesí, color de sangre, queda en tercer lugar.
Nuestro sacerdote se ofreció a sí mismo por nosotros, muriendo en nuestro lugar y derramando su sangre preciosa que nos limpia de todo pecado. Las vestiduras eran hermosas, pero más lo es nuestro Señor.