REBECA es figura de la iglesia que el Espíritu Santo busca el día de hoy. Veamos cómo salió airosa de las pruebas a las que fue sometida.
1. ¿Respondería a los requisitos que pidió el siervo? (v. 14Sea, pues, que la doncella a quien yo dijere: Baja tu cántaro, te ruego, para que yo beba, y ella respondiere: Bebe, y también daré de beber a tus camellos; que sea ésta la que tú has destinado para tu siervo Isaac; y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi señor.). Leemos que era de aspecto muy hermoso y, en ella, esto reflejaba una hermosura interna (Pr. 31:30Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.). Pero el requisito no fue hermosura sino una disposición de corazón para obedecer. Esto es indispensable hoy para quien quiere pertenecer a Cristo. Filemón es otro ejemplo de obediencia que va más allá del mínimo de lo que se pide (Flm. 21Te he escrito confiando en tu obediencia, sabiendo que harás aun más de lo que te digo.).
2. ¿Habría lugar en su casa para el siervo? ¿Hay lugar en mi vida para el Espíritu Santo y para Cristo? (Jn. 1:12Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; Ap. 3:20He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.).
3. ¿Estaría dispuesta a dejarlo todo para ir con Isaac? (vs. 5,8,57,585El criado le respondió: Quizá la mujer no querrá venir en pos de mí a esta tierra. ¿Volveré, pues, tu hijo a la tierra de donde saliste? 8Y si la mujer no quisiere venir en pos de ti, serás libre de este mi juramento; solamente que no vuelvas allá a mi hijo. 57Ellos respondieron entonces: Llamemos a la doncella y preguntémosle. 58Y llamaron a Rebeca, y le dijeron: ¿Irás tú con este varón? Y ella respondió: Sí, iré.). ¿Tenemos un corazón decidido para abandonar redes, familia, comodidades... sin volver atrás, tomando nuestra cruz para ir en pos de nuestro Señor a quien amamos “sin haberle visto” (1 P. 1:8a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso)?
Al pensar en la iglesia en general, no perdamos de vista nuestra responsabilidad individual de responder al llamado que nos hace el Espíritu. ¿Paso yo estas tres pruebas?