ESTE fue un amanecer glorioso para aquellos cuya fe, aunque muy menguada, aún no había muerto. Había temor e inseguridad, pero la fe que volvía a fortalecerse disipaba todo esto y hacía volver el gozo y la actividad a corazones decaídos (v. 8Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos).
Si con más frecuencia nos acercáramos al sepulcro abierto, nuestras dudas y penas huirían. Nuestra dicha de toda la eternidad descansa sobre la verdad de la resurrección de Cristo (1 Co. 15:14,2014Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. 20Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.).
El sepulcro abierto nos habla de justificación, fortaleza y victoria, pero sobre todo, del amanecer de un día eterno, el día de nuestra salvación. Pero de este sepulcro parten las pisadas del Maestro hacia Galilea y él quiere que sigamos sus pisadas (v. 7E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho.; 1 P. 2:21Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas).
El Señor comenzó su ministerio en Galilea (4:12Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea) y allí nos lleva para que lo continuemos, al comenzar el nuestro.
En este monte el Maestro amado da la comisión a aquellos que, como su cuerpo, la iglesia, harían su obra en la tierra.
El sepulcro abierto debe fortalecer nuestra fe y llenar de fervor nuestro servicio, haciéndonos escuchar la comisión de nuestro Maestro en nuestra Galilea.