INTRODUCCIÓN AL PRIMER LIBRO DE LOS SALMOS

“Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo” (1 Corintios 14:26).

“Hablando entre vosotros con salmos,...” (Efesios 5:19).

El Libro de los Salmos es el himnario del pueblo hebreo, pero los pasajes citados en el Nuevo Testamento, indican que la iglesia también los puede usar. Sin embargo, al usarlos, debemos recordar que fueron escritos antes de la encarnación del Hijo de Dios; la redención no había sido consumada ni el velo rasgado, y el misterio de la iglesia no había sido manifestado. El cristiano tiene más luz y mejores promesas que el adorador del Antiguo Testamento. Las figuras poéticas usadas y los pasajes proféticos pueden ahora interpretarse con más amplitud y claridad, pues el velo ha sido quitado de nuestros ojos (2 Co. 3:14-16).

Por ejemplo, gracias a la relación que tenemos con Cristo y confiando en sus promesas tocante al “otro Consolador” (Jn. 14:16), no debemos orar: “No quites de mí tu santo Espíritu” (Sal. 51:11), pues ahora tenemos la promesa de que siempre estará con nosotros, no como en la antigüedad que sólo visitaba al hombre.

Hecha esta aclaración, podemos decir que temas como pecado, tristeza, arrepentimiento, dudas, esperanza, fe y amor que aparecen en los salmos, tienen aplicación universal, son contemporáneos en su naturaleza y deben ser ingredientes básicos en nuestras oraciones. Alguien ha dicho que “el que usa los salmos encontrará que son un espejo que refleja todos los movimientos de su alma”.

Tema central

El Libro de los Salmos es, en efecto, la unión de cinco libros y cada uno termina con una doxología. Los cinco libros se pueden comparar con el Pentateuco y así el primero (Salmos 1-41) corresponde a Génesis. Su tema es: La relación entre Dios y el hombre.

Consejos para el lector

En muchos casos, las primeras palabras de cada salmo son un resumen o síntesis de su contenido. De la misma manera el primer salmo nos permite saborear todo el libro y los primeros ocho son un muestrario completo de todo el salterio. El 1 y 2 son doctrinales, del 3 al 7 son oraciones y el 8 es un cántico de alabanza. El 6 es un salmo penitencial y el 2 y 8 también son proféticos.

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